septiembre 27, 2023

Bruselas sopesa controlar las inversiones europeas en terceros países para tecnologías avanzadas | Internacional

Desde la izquierda, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el de China, Xi Jinping, y la de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el pasado abril.PISCINA (REUTERS)

La Comisión Europea no quiere que la tecnología sea más avanzada que la que se despliega en la Unión Europea para introducir otras manos sin pasar por su control. De ahí que se esté plantando algún tipo de restricción o límite para las inversiones que las empresas europeas puedan hacer en terceros países en sectores como «tecnología cuántica, semiconductores avanzados, la inteligencia artificial, el 6G, la biotecnología y la robótica», según un documento que el Colegio de Comisarios analizará esta reunión y lo presentará a la gente de la reunión. Is la new «estrategia europea de seguridad económica» y tiene en la diana a China.

“La pandemia mundial, la guerra ilegal y poco provocadora de Rusia en Ucrania, los ataques económicos hostiles, los ciberataques y los ataques a la infraestructura, las injerencias extranjeras y el aumento general de las tensiones y vulnerabilidades geopolíticas hacen que las sociedades, economías y empresas no existan hace tan solo unos años”, advierte el borrador de la comunicación conjunta de la Comisión Europea y del alto representante para Política Exterior y de Seguridad, Josep Borrell, al que ha accedido EL PAÍS y que aún puede sufrir alguna modificación. Para hacer frente a este riesgo, la UE ha dotado en los últimos meses de algunas herramientas legales para vigilar la inversión extranjera directa (una norma con un destinatario claro: China) y otra para contrarrestar la coerción económica, un mecanismo de respuesta ante agresiones comerciales como los aranceles qu’impuso la Administración estadounidense de Donald Trump al acero y el aluminio europeos y que también cobran sentido frente al gigante asiático.

Ahora es el momento, según se lee en el documento conjunto, de ampliar esos recursos para cuando «sea necesario hacer frente a los nuevos riesgos, por ejemplo, en relación con las exportaciones o las inversiones en el exterior en un conjunto reducido de tecnologías clave con aplicación militar (por ejemplo, en el ámbito cuántico, los semiconductores avanzados, la inteligencia artificial, el 6G, la biotecnología o la robótica)”.

El texto al que ha tenido acceso este diario ha sido objeto de gran discusión, como muestra los rastros de las modificaciones que contiene, y se ha rebajado. Carece de propuestas legales y reclama más análisis. Tampoco incluye menciones a China ni señala al país como amenaza. No se sugiere la rivalidad del gigante asiático en ninguna línea de las 16 páginas del documento. Pero es evidente que su oscuridad está detrás de la comunicación. El texto no señala a Pekín, aunque el foco es evidente y la jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, anunció la «estrategia de seguridad económica» en su duro discurso sobre China el pasado en marzo, en el que habló de «reducción de riesgos” y acusó al gigante asiático de usar herramientas de “coerción económica comercial” para imponer su dominio.

No obstante, la estrategia busca asegurar a la UE —tomando el sector tecnológico, clave para la seguridad nacional— frente a los riesgos que pueden suponer políticas de cualquier país, como en su día las de la Administración de Donald Trump, apuntan fuentes comunitarias. Todo ello, con unas elecciones a la vista, el próximo año, en Estados Unidos y el nom del expresidente republicano como candidatureo.

La posibilidad de activar este control de las inversiones, que se menciona también en la reunión de los países del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, con la representación de la UE) en Japón , en mayo, —e incluso la idea de reforzar el examen a las exportaciones— ha generado debate interno.

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La propuesta será enviada al Consejo Europeo, los líderes revisarán en una cumbre a final de mes, y al Parlamento Europeo. En este ámbito, la discusión también será acalorada. No será cil que algunos socios como Alemania acepten que Bruselas ote y tenga algo que decir sobre el destino de las inversiones de las Germanas compañías más punteras. A precedente de esto, aunque en sentido contrario, ya ha podido verter hace unos meses con la autorización a la inversión china en el puerto de Hamburgo: el Gobierno de Berlín estaba dispuesto a permitir que el gigante asiático hiciera con un porcentaje muy significativo ( 35 %) del principal Puerto del País; Bruselas no lo veía con buenos ojos; finalmente autorizó el 25%.

La estrategia europea apunta dos prioridades. “Promover la nueva competitividad, potenciando la resiliencia de las nuevas economías y candados de suministro, e impulsando la innovación y la capacidad industrial”, señala como primer objectivo la comunicación. El segundo sería «asociarse con países que compartan [con la UE] sus preocupaciones sobre seguridad económica, también tendrán intereses comunes y desean cooperar”.

Las dependencias económicas de la UE

Bruselas señala en la strategia los riesgos para las economías europeas, que podrían, incluso amenazar la seguridad nacional: «En algunos casos la fuga de tecnología puede fortalecer las capacidades militares y de inteligencia de aquellos que pueden usarla para minar la paz y la seguridad» , dice por ejemplo el documento, que también señala el riesgo de convertir en arma las dependencias económicas de la UE.

La Comisión y el Alto Representante devuelve algunas de las herramientas que ya se han desplegado, como el reglamento de control de inversiones extranjeras en la UE. Este reglamento «creó un mecanismo de cooperación para los estados miembros y la Comisión intercambien información, planteen preocupaciones relacionadas con la seguridad e identifiquen soluciones específicas con miras a garantizar la protección de la seguridad». Bruselas incluso da algún dato de cómo ha funcionado este mecanismo en los últimos años: «Desde octubre de 2020, la Comisión y los Estados miembros han revisado más de 1.000 transacciones». Y, finalmente, avanza sus intenciones al señalar que está evaluando el marco actual y podría porponer su revisión antes de finales de 2023. Par último, demande à “los Estados miembros que aún no han puesto en marcha los mecanismos nacionales de control hacerlo sin más demora ”.

La iniciativa hace referencia también al instrumento anticoerción económica, cuya forma definitiva fue acordada entre el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE el pasado 6 de junio. “Su principal objetivo es disuadir a [terceros] países de exigir o amenazar con restricciones al comercio o la inversión para forzar cambios en las políticas legítimas de la UE, pero también prevén la posibilidad de que l’UE adopte contramedidas como último recurso», explica, apuntando que es una respuesta a «presiones deliberadas sobre la UE y sus Estados miembros en los últimos años”. Una de esas presiones serán las sanciones que se apliquen a China contra Lituania, ya que Taiwán acogerá una representación en el país báltico. La respuesta del gigante asiático ha sido llevada por la UE ante la Organización Mundial del Comercio, pero estos contenciosos tardarán años en resolverse.

Al momento de justificar las propuestas que lanza, el borrador de la strategia explicó que otros países y áreas geográficas ya van por delante: «La UE no está sola en este proceso: países de todo el mundo ya han enfrentado los retos de su seguridad Algunas economías avanzadas ya han adoptado estrategias en este sentido”.

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