ILas protestas contra la reforma de las pensiones han puesto de manifiesto la crisis laboral que se vive en Francia. Trabajar durante dos años más parecía simplemente insoportable para muchos. Esta movilización y esta exasperación deberían alentar una reevaluación de los dispositivos destinados a mejorar las condiciones de trabajo, en primer lugar para obtener el balance social. Esta se activó en 1977, en un período, posterior al 68, en que el debate sobre el trabajo, centrado hasta entonces en las demandas tradicionales de los trabajadores (tiempo de trabajo y reparto del valor), se amplió a necesidades de desarrollo más cualitativo.
Siguiendo las recomendaciones de la comisión Sudreau, en un enfoque pionero en ese momento, las grandes empresas francesas estaban obligadas a presentar un conjunto de indicadores sociales a las autoridades salariales cada año. Introducidos en 2002, se añadieron los informes de responsabilidad social empresarial -transformados quince años después en declaraciones de rendimiento extrafinanciero-, esta vez con vocación de hacerse públicos.
Pero las difíciles relaciones de los franceses en el trabajo lo atestiguan, este tipo de relación no parece haber conducido a mejoras significativas en la vida en la empresa. Los gerentes, o sus departamentos responsables de producir estos documentos obligatorios, también se quejan regularmente del tiempo perdido en completarlos, a veces en detrimento de acciones concretas. Informar así en el informe social sobre la situación de los empleados, su salud, su seguridad, su formación… ¿es pues inútil?
Poner la organización del trabajo en el centro del debate
¿Deberíamos venir a eliminar esto? «contabilidad social» ? Podemos pensar por el contrario que estos informes juegan un papel de palanca para mejorar las condiciones de trabajo, siempre que se complementen. La contabilidad en su forma más general hace que ciertas cuestiones sean visibles y otras invisibles. Sin embargo, en lo que se refiere a la contabilidad social actual, se ha comprobado que sólo interesa la situación de los individuos. No hay indicación de la organización del trabajo.
El balance puede así mostrar accidentes de trabajo, ausencias o una alta rotación, por ejemplo, pero sin dar ninguna clave para entender las razones. ¿Es mala suerte, independiente de la organización? Al ser estos trastornos multifactoriales, la contabilidad social actual no permite saber si el funcionamiento de la empresa está en entredicho.
Te queda el 52,47% de este artículo por leer. Lo siguiente es solo para suscriptores.
Más historias
Francia se enfrenta a una política incierta en el gobierno de Michel Barnier
Francia y Alemania: la polarización política frena la recuperación económica de Europa
Jorge Azcón celebra admisión del recurso contra la ley de amnistía y defiende la Constitución